BABILONIA LA GRANDE

BABILONIA LA GRANDE


La “gran ramera”  identificada. Ella es “la grande ciudad que en sentido espiritual se llama” Sodoma, Egipto, Jerusalén y Babilonia. Viene “sentada sobre una bestia escarlata”.
Sus acciones y rasgos indican que ella es la diosa madre universal.
A través de la historia, se ha manifestado como  
Semiramis, Astarté, Isis, Afrodita, Venus, Diana
y, últimamente, la Madre de Dios
de la tradición cristiana.
 

I.  ¿Quién es la “gran ramera”? Entre las distintas opiniones sobre su identidad señalamos las siguientes:

A.  Que la “gran ramera” es la ciudad de Roma, la capital del Imperio Romano en el occidente hasta el año 476 d.C.

B.  Que ella es el Vaticano, sede física de la Iglesia Católica Romana.

C.  Que ella es la misma Iglesia Católica Romana, particularmente, su jerarquía eclesiástica.

D.  Que ella es la diosa madre pagana universal, es decir, el paganismo (la idolatría) en todas sus manifestaciones, incluso la del cristianismo corrupto, el que se reviste también del paganismo, fabricando ídolos y venerando todo un panteón de seres, entre ellos los “santos” beatificados y la “Madre de Dios”, oponiéndose y levantándose “contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto” (2 Tesalonicenses 2:4).

 

II.  La verdadera identidad de “la gran ramera”. Los rasgos y acciones atribuidos a ella en las profecías apocalípticas son claves para dar con su identidad verdadera. Además, las comparaciones que de ella se hacen, como también los castigos traídos sobre ella. Nuestro solemne deber es tener muchísimo cuidado de no identificarla incorrectamente. “Gran ramera”  es una fuerte figura retórica de matices intensamente depravados. ¿A quién, o a qué entidad, simboliza esta poderosa mujer flagrantemente inmoral? Imperdonable sería llamar “gran ramera” a quien no mereciera tal calificación. Así pues, más nos vale no equivocarnos en este asunto.

A.  Primero, analizamos una comparación hecha por el mismo Espíritu Santo. Este dice que “la mujer... es la gran ciudad” (Apocalipsis 17:18).

1.  ¿Cómo debemos interpretar “la gran ciudad”? El mismo Espíritu Santo nos enseña a entenderla “en sentido espiritual”, diciendo: “En sentido espiritual” la “grande ciudad... se llama...” (Apocalipsis 11:8). Ya que la expresión aclaratoria “en sentido espiritual” es de inspiración divina, nos incumbe tenerla como pista clave para el entendimiento de estas profecías.

a)  “Sentido espiritual” es lo contrario de “sentido material”. Por consiguiente, “la gran ciudad” no es una ciudad material, y por ende, “la gran ramera” no es una ciudad material.

(1)  Se desprende que la “gran ramera” no es la ciudad material de Roma. Quien insiste que ella es la Roma literal contradice lo de “sentido espiritual”.

(2)  Tampoco es la “gran ramera” cualquier otra ciudad material de Europa, o del mundo. Ella no es Constantinopla, París, Londres o Washington, Distrito de Colombia. Ella es una “grande ciudad” espiritual.

b)  Guiados por el Espíritu de Dios a entender la “gran ciudad… en sentido espiritual”, lógicamente deducimos que se trata de alguna entidad primordialmente espiritual. ¿Qué entidad primordialmente espiritual representa la “gran ciudad”?

(1)  Durante la Edad Cristiana, la “gran ciudad… espiritual”, sinónima de la “gran ramera”, la identificamos como la gran madre iglesia apóstata, específicamente, la “Iglesia Católica Romana”, con sede en el Vaticano. Pensando en el poder, las riquezas, la influencia y la inmensa extensión de referida iglesia, esta aplicación de la profecía acaso parezca un atrevimiento demasiado descabellado, irreverente y hasta blasfemo. Al estudioso imparcial le aseguramos no haberla hecho ligeramente. Sucede que abundantes evidencias nos obligan a formular esta aplicación. Las presentamos durante el transcurso de esta indagación a fondo sobre la identidad de la “gran ciudad”, o sea, “la gran ramera”, invitando al católico inteligente, como además a todo lector, a medir su autenticidad y relevancia en la balanza de la verdad. De probarse inadecuadas o distorsionadas nuestras evidencias, públicamente declararemos “equivocada” nuestra aplicación de la “gran ciudad”, y por ende, “la gran ramera”, a la Iglesia Católica Romana.

(2)  En el contexto de toda la historia humana, la “grande ciudad… espiritual”, sinónima de la “gran ramera”, es la religión engañada y engañosa. Existe desde la antigüedad una “Dualidad Estado-Religión”, compuesta por un lado del “Estado secular engañado por Satanás”, y por el otro, de la “Religión engañada por Satanás”. Cuán peligrosa, dañina y destructiva es esta combinación de fuerzas malignas para la humanidad en general, lo testifican muchísimas crónicas fidedignas. En el escenario mundial, la “gran ramera” suele presentarse como una “poderosa diosa madre pagana”. Pronto veremos las evidencias que sostienen esta proyección.

2.  Siguiendo la explicación inspirada de Apocalipsis 11:8, “en sentido espiritual”, la “grande ciudad” es:

a)  Sodoma, infame por sus abominaciones sensuales.

b)  Egipto, notorio por haber esclavizado durante cuatrocientos años a Israel, el pueblo escogido de Dios, siendo, además, país muy entregado, a través de su milenaria historia, a múltiples dioses y diosas de concepción humana. Curiosamente, “Egipto” no es nombre de alguna ciudad sino de un país. Este hecho realza aún más la naturaleza “espiritual”, o simbólica, del lenguaje de estas profecías. La “grande ciudad”, recalcamos, no es literal sino “espiritual”.

c)  “Donde también nuestro Señor fue crucificado” es, desde luego, Jerusalén, foco de tradiciones religiosas humanas, rebeldía contra Dios, hipocresía piadosa e incredulidad insidiosa.

d)  Pasando a Apocalipsis 14:8, aprendemos que la “grande ciudad” también se identifica como Babilonia. “Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad…” Mesopotamia, área delineada por los ríos Éufrates y Tigres, donde se levantó Babilonia, era cuna de la religión dedicada a la “diosa madre”.

Babilonia, era cuna de la religión dedicada a la “diosa madre”.

hanging gardens of Babylon...
"En sentido espiritual... la grande ciudad" es Babilonia,
como además Sodoma, Egipto y Jerusalén. En el fondo de esta
representación gráfica se ve una imagen mística de la torre de Babel.

e)  Deducción. La “grande ciudad” adquiere todos los rasgos negativos y espantosos de Sodoma, Egipto, Jerusalén y Babilonia. Esto es alarmante en grado sumo, pues significa que la “ciudad” no solo es “grande” por el número elevado de sus moradores sino también satanizada en extremo. ¿Qué pretende enseñarnos el Espíritu Santo acerca de la “grande ciudad” al plantear que ella es Sodoma, Egipto, Jerusalén y Babilonia? El punto principal es inconfundible: que ella está llena de abominaciones sexuales, oprime al pueblo escogido de Dios, sigue e impone tradiciones religiosas humanas, aunque gran parte de sus propios sacerdotes sean incrédulos, y para colmo, practica el culto a la “diosa madre universal”.

3.  En el mundo espiritual, existen dos “ciudades” principales, a saber, la “ciudad de... Dios” (Apocalipsis 3:12) y la “grande ciudad” corrupta de Satanás.

a)  Razonemos un poco. ¿Es material la “ciudad de Dios”? ¡Claro que no! “Mi reino no es de este mundo… Mi reino no es de aquí”, declara Cristo a Pilato (Juan 18:36). Pues, siguiendo el mismo concepto de “reino espiritual” o “ciudad espiritual”, por inferencia sabemos que ¡tampoco es material la “grande ciudad” de Satanás! Tal cual la “ciudad de Dios”, está en el mundo, pero su naturaleza o esencia fundamental no es material. Tal cual la “ciudad de Dios”, se manifiesta en el mundo material a través de sus feligreses, pero su esencia es espiritual. Efectivamente, la “grande ciudad” corrupta de Satanás es la contraparte de la reluciente “ciudad de… Dios”, “gloriosa,… santa y sin mancha” (Efesios 5:27).

b)  Las dos “ciudades” espirituales se manifiestan en la tierra por medio de organizaciones religiosas.

(1)  La “ciudad de Dios” se da a conocer en la tierra por medio de la iglesia verdadera de Jesucristo, un organismo espiritual.

(a)  “Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre” (Gálatas 4:26).

(b)  “Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:10).

(c)  “Por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad (Hebreos 11:16).

(d)  “Os habéis acercado... a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial” (Hebreos 12:22).

(e)  “Al que venciere... escribiré sobre él... el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo” (Apocalipsis 3:12).

(f)  “Yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:2).

(2)  “Grande ciudad”, al igual que “ciudad de Dios”, son figuras retóricas. Por lo tanto, lógicamente la “grande ciudad” de Satanás también se manifiesta en la tierra a través de organizaciones religiosas. En el área del “cristianismo”, la más notable de estas organizaciones es la jerarquía poderosa y compleja del Vaticano.

 

Profunda importancia y relevancia de Apocalipsis.

La “grande ciudad… espiritual”, ¿existe en la tierra? Positivo. Realmente existe. No es meramente una creación literaria. Las proyecciones de Apocalipsis no son imaginarias, cumpliéndose las profecías en el mundo real. Esto significa que el libro fue inspirado por Dios. Viendo hechas realidades las profecías, ¿no debemos tomar muy en serio todo lo revelado en Apocalipsis?

 

La "gran ramera" está "sentada sobre una bestia escarlata...
que tenía siete cabezas y diez cuernos"
.

B.  A continuación, una acción de la “gran ramera” que sirve para identificarla. Está “sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos” (Apocalipsis 17:3). “Sentada” bien puede implicar dominio sobre la “bestia escarlata”, o ser sostenida la mujer y transportada por la bestia. En realidad, ¡sucedieron las dos cosas! A menudo, la mujer domaba a la bestia, utilizándola para sus designios oscuros. Pero, la bestia también solía cargarla, aprovechándola para sus propios fines egoístas.

 

1.  Las “siete cabezas son siete montes” (Apocalipsis 17:9). Así pues, esta “mujer” está sentada sobre siete montes.

a)  Los “siete montes” no son las siete colinas sobre las que fue edificada la ciudad terrenal de Roma, sino siete reinos seculares (“siete reyes”). (Para una exposición amplia sobre los “siete montes”, ver el Capítulo Seis, Sección I – B.)

b)  Orientados por esta visión, proyectamos a la “gran ramera” como sentada sobre siete reinos seculares.

(1)  Estos siete reinos seculares, representados simbólicamente, repetimos, como “siete reyes” (Apocalipsis 17:10), no son contemporáneos sino que “cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido” (Apocalipsis 17:10). Este lenguaje indica existencia secuencial, es decir, una cabeza (rey, monte) sigue a otra, haciendo acto de presencia sobre el planeta un rey (reino) tras el otro. (Para un análisis detallado de Apocalipsis 17:10, ver la Sección III del Capítulo Siete de este Comentario.)

(2)  Se deduce necesariamente que la “gran ramera” no se sienta simultáneamente sobre siete reinos seculares, es decir, durante el mismo periodo de tiempo, sino que se sienta sobre ellos uno tras el otro, según la aparición de cada uno en el escenario histórico del mundo.

-A continuación, se trae cantidad de datos históricos que sostienen esta conclusión. Identificamos las distintas manifestaciones idolátricas de la “gran ramera”, con evidencias de cómo ella dominaba a las naciones engañadas.

 

2.  La “gran ramera” se sienta sobre:

a)  SUMERIA y CALDEA, en la llanura de Sinar, en el área de los ríos Tigris y Éufrates. Siglos más tarde se levantarían Siria, y luego Babilonia, como además Persa, en estos contornos conocidos también como Mesopotamia. En la actualidad, Irán e Irak comparten estos territorios.

(1)  Sumeria-Caldea era el primer reino del mundo. Fue establecido por Nimrod y su esposa Semiramis (Génesis 10:6-11; Jeremías 51:7; Miquéas 5:6), quienes vivieron después del Gran Diluvio. El nombre “Semiramis” no aparece en la Biblia.

(2)  Nimrod era biznieto de Noé. El linaje de Nimrod es como sigue: Noé engendró a Cam, Cam a Cus, Cus a Nimrod.

(a)  “Fue vigoroso cazador delante de Jehová” (Génesis 10:9).  Esto que se relata de él nos hace pensar en el rey sirio Tiglath-Pileser I, pues este también tenía fama de gran cazador, matando a ciento veinte leones en combate cuerpo a cuerpo y ochocientos desde su carreta (La historia de la civilización, Tomo I, Will Durant,  Página 266).

(b)  Este varón Nimrod “llegó a ser el primer poderoso en la tierra” (Génesis 10:8).

(c)  Su nombre es traducción del hebreo “Gibor”, cuyo significado es “tirano” o “rebelde” (B-8). Estos datos indican que se trata de un hombre recio de carácter, insumiso ante el verdadero Dios Creador. “Fue vigoroso cazador delante de Jehová”, dice Génesis 10:9, pero “delante de Jehová” no significa “conforme a la voluntad o propósito de Jehová”, apuntan Keil y Delitzsch en su magna obra (1975, Página 165). Su nombre “Marad” en hebreo signifca “nos rebelaremos”, indicando “resistencia violenta contra Dios”. (“¿Quién era Nimrod?”, por Dr. David Livingstone. http://www.ancientdays.net/nimrod.htm)

(d)  Nimrod estableció varias ciudades, incluso Babel “en la tierra de Sinar” y Nínive, la que siglos después fue capital del Reino Asirio. El nombre “Nínive” se deriva de “Nina”, nombre de una diosa, la que luego fue llamada “Ishtar”.

 

Palace at Nimrud in Iraq

Establecido originalmente por Nimrod (Génesis 10:11), y conocido actualmente como Nimrud, Calah llegó a ser una ciudad importante de Irak. Arriba de estas palabras, una concepción artística de la reconstrucción del interior del palacio de Tiglath-pileser III (Siglo VII antes de Cristo). http://www.ancientdays.net/images/nimrod-babylon.jpg

 

(3)  En su primera aparición en el mundo, la “gran ramera” se sienta sobre Sumeria-Caldea. Lo hace a través de la persona de Semiramis, esposa de Nimrod, es decir, la “gran ramera” se personifica en Semiramis.

(a)  Diodorus, varón griego de Cecilia, cuenta la historia de Semiramis (La historia de la civilización, Tomo I, Will Durant, Página 267).

(b)  Al morir Nimrod, Semiramis se proclamó a sí misma “Rhea”, es decir, “Madre de los dioses”. Tomemos nota: “Madre de los dioses” es un distintivo muy notable y común en los anales de la raza humana. Semiramis

(c)  Más adelante en la historia, Nimrod, ya muerto pero no olvidado, se conocía como “Baal”, título que significa “Señor” o “Amo”. También lo llamaban “Kronos”. A este los romanos llamaban “Saturno” (A-31). Siendo Semiramis la esposa de “Baal”, su título hubiese sido “Baalti”.

-Traducido al latín, “Baalti” significa “Mea Domina”. Traducido al italiano, el nombre o título es ¡“Madonna”!

-Siguiendo la tradición idolátrica originada en Sumeria-Caldea, la Iglesia Católica Romana llama a María “la Madona”, título que jamás se le confiere en la Biblia. Así pues, los eslabones lingüísticos forjan un enlace indiscutible entre la muy antigua diosa madre Baalti (Semiramis) y la “Madona” del catolicismo romano. ¿Qué investigador, historiador o teólogo es capaz de probar que esto no es como lo presentamos? Afirmamos confiadamente que las multitudes de católicos romanos, al venerar a la Virgen María (la “Madona”) con fervor que sobrepasa su adoración a Cristo, siguen propagando entre los seres humanos, sin percatarse la gran mayoría de lo que hacen, el antiguo concepto idolátrico de una poderosa “diosa madre pagana”, “Madre de los dioses” (B-19). El estudiante perspicaz de la historia humana y del libro de Apocalipsis no pasa por alto tan evidente conexión fuerte entre el paganismo de la antigua Sumeria-Caldea y la “Mariología” de la Iglesia Católica Romana.

(d)  Volviendo a Semiramis, ella aseguró que su hijo Tammuz había nacido de forma milagrosa, reclamando que él era la reencarnación de Nimrod. Los escritores clásicos identifican a Tammuz como “Bacus”, nombre que significa “Hijo lamentado” (A-21). Este “Hijo lamentado” algunos lo asocian con la profecía de Génesis 3:15. La semejanza entre Tammuz y Cristo es evidente. De ambos se dice que su nacimiento era milagroso. “Hijo lamentado”, o “hijo de sufrimiento”, es aplicado a ambos. Uno de los dos es un falso “mesías”. Nacido de una mujer que tuvo la osadía de llamarse “Madre de los dioses”, Tammuz es el falso. Cristo, y no Tammuz (Bacus), es quien cumple Génesis 3:15.

"Semiramis, reina de Babilonia"
Por Joe Maniscalco. http://biblical-illustrations.com

(e)  Se teoriza que Semiramis desempeñara un papel importante en el desarrollo de los “Misterios caldeanos”, los que sirvieron para propagar la idolatría que ella fomentaba. Semiramis, en el carácter mitológico de la diosa Isis (Helena), figura en una secta samaritana alegadamente organizada por Simón el Mago. “Claramente, Osiris era Nimrod, e Isis era Semiramis. Así pues, Simón Mago decía que él mismo había sido el poder que moviera a Nimrod y que Helena era Semiramos, la Reina del Cielo

 
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